En la sociedad en la que vivimos, la prisa y el estrés son los protagonistas del día a día. La lista de los quehaceres es demasiado larga y sin embargo...el día demasiado corto.
Es importante saber establecer prioridades, separar el grano de la paja, lo importante de lo superfluo...
Entre esas prioridades merece mención especial la meditación. Esta actividad que consiste, básicamente, en fijar nuestra atención en nuestra respiración, tiene numerosos beneficios para nuestra mente y también sobre nuestro cuerpo. Ese " parar" y " no hacer nada" es la actividad más productiva del alma ya que nos conecta con nuestro Yo, con nuestra Esencia. Nos ayuda a pensar con más claridad, nos produce calma y sosiego...pero el beneficio más importante de la meditación es ayudarnos a no depender en exceso de las circunstancias externas para sentirnos bien.
Algunos llaman a la meditación la "vuelta al hogar", ello se debe a que nos ofrece protección y refugio independientemente de que las circunstancias externas sean buenas o malas. Cierto es que desearíamos que las circunstancias fueran las mejores posibles, pero la meditación nos da la seguridad de que pase lo que pase, salga el sol o llueva, existe un refugio al que podemos acudir siempre que lo deseemos.
Podemos meditar en casa, en la playa, en el trabajo o en el desierto, no importa el lugar... porque el refugio está dentro de nosotros.
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